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Editorial

El boletín que estás empezando a leer está pensado alrededor de más de un eje. Como estudiantes de Comunicación, reflexionamos tanto acerca de la carrera que estamos cursando en sí misma, como acerca de la inserción que tiene en los procesos que se dan de la puerta de la facultad para afuera. Y sobre todo en esa separación entre el afuera y el adentro que no debería existir si queremos ir sabiendo qué va a ser de nosotros una vez que egresemos. Hay algunas palabras claves que pueden dar cuenta de nuestras inquietudes: el Plan de estudios, las orientaciones, Kaufman, el Observatorio de Medios, la Ley de Radiodifusión. Ejes que tienen más de una línea que los une.
Estamos en un cuatrimestre muy particular, con un nuevo Director de carrera, con un inquietante quietismo en el estudiantado en general en la reflexión acerca de la carrera que estamos corriendo, y con conflictos entre poderosos sectores de la sociedad que pusieron a los medios masivos y a la Ley de Radiodifusión en el centro de la escena.
Creemos que estos frentes que se abren no deben pasarnos desapercibidos; que los debates que se abrieron en torno al campo que elegimos para nuestra formación y desarrollo exigen nuestra participación y nuestro compromiso. Porque vemos día tras día que el estado de situación no puede ser el que miles de estudiantes hayamos elegido, al que nos hayamos acostumbrado: incomunicación entre nosotros; carencia de espacios donde plasmar y poner en práctica todo el bagaje que adquirimos a través de las materias que vamos cursando; medios masivos concentradísimos, que no permiten que todos podamos expresarnos y difundir lo que pensamos; una Facultad que poco hace por luchar por un panorama más esperanzador para sus miles de estudiantes, pero que se pronuncia públicamente en conflictos que no nos representan; y más…

Pensamos estas páginas como herramienta para la reflexión y el debate, para que en conjunto podamos luchar por trasformar nuestra carrera y no acostumbrarnos a ella. Porque estudiamos Comunicación, no intentamos transmitirte ideas que tenemos de las que queremos que te informes. Porque el sentido se produce socialmente, echamos a rodar nuestras inquietudes. Esperamos que las leas y las comentes, las discutas, en acuerdo o no. Pero creemos que los estudiantes, en movimiento, podemos cambiar todo esto si lo intentamos.

Mapa de medios

Este mapa es como una aventura. Es la representación de un instante, una foto: ¿Quiénes son los dueños de los medios de comunicación de la Argentina en el 2008?

Todo puede cambiar de un momento a otro. No confíes en que esto sea duradero.

Pronto le dirán "Game over" a alguno y vendrá un pulpo encantado a comérselo...




A la muerte de un canalla


Nuevo año, nueva dirección de la carrera. ¿nueva?

Tras las elecciones obligatorias del año pasado, la carrera de comunicación tiene un nuevo director: Alejandro Kaufman. A pesar de haber obtenido menos votos que otros dos candidatos, el voto ponderado de los claustros de graduados y docentes le otorgó la victoria y el sillón. Sin embargo, esta renovación parece no ser un verdadero cambio respecto de una dirección que no se interesó –ni se interesa- en abrir un verdadero debate sobre los problemas de la carrera que tenemos ni las posibilidades de hacer una carrera que verdaderamente queramos. No es casual, tampoco, que venga de la mano de una agrupación como Nexo.
Para el nuevo director hay que dejar de lado las quejas y seguir avanzando en la construcción de vayaunoasaberqué. El proyecto de Kaufman es bien sencillo: la UBA está en crisis, hay que conformarnos con lo que tenemos. Si bien las aulas se caen a pedazos, los docentes están mal pagos (a pesar de ser una de la carreras con menor cantidad de docentes ad honorem, estos aún existen), está toda la facultad dividida en un número cada vez mayor de edificios y el plan de estudios de nuestra carrera está cada vez más anquilosado, no podemos pretender ninguna clase de mejora ni ampliación en la participación. Así agrega un nuevo condimento al quietismo y apolitización de los estudiantes y de la comunidad educativa en general. Un condimento fundamental para reproducir la misma dinámica con la cual él pudo acceder a su puesto.
Sus primeros días al mando de la carrera se vieron envueltos en una polémica enorme como la del Observatorio de Medios. El claro posicionamiento de la facultad y de la carrera a favor del gobierno nacional no fue debatido previamente con la comunidad académica. Ante el pedido por parte de los estudiantes de abrir un debate democrático sobre el tema, el director accedió concediendo un Foro docente-estudiantil para tratar la cuestión de “los observatorios de medios”. La discusión debía empezar con la asunción de que debía haber un observatorio e ir avanzando en los acuerdos parciales para la construcción del mismo. Es decir, en vez de un debate ideológico, el planteo del foro fue algo pragmático, donde la verdadera discusión quedó solapada. Para el director no tiene ninguna relevancia discutir la articulación de la facultad con el gobierno ni -muchísimo menos- intercambiar opiniones sobre la poca representatividad de su gestión. Esos son, para él, temas que pueden quedar atrás en la agenda por más de que sean los que a nosotros más nos interesen.
Dar lugar a nuestras inquietudes –y no a las que él cree que deberíamos tener- no está en sus planes. Una vez más, así como asumió sin que los estudiantes lo apoyáramos, nuestra participación en los asuntos de la facultad le parece un estorbo. Nos tenemos que limitar a opinar en los espacios y en las temáticas que él considere adecuados para hacer su gestión lo más operativa posible.
No pretendemos caer en una crítica ciega ni despiadada, sino que no queremos dejar pasar cuáles son los puntos más importantes de la dirección de una carrera como la nuestra. Nosotros, desde ContraHegemonía, no creemos en esta lógica de trabajo, porque no creemos que nada bueno se pueda construir sobre la base de “consensos” impuestos.

Observar o no observar, ¿esa es la cuestión?


El campo de la comunicación está en la agenda política y mediática como pocas veces. ¿Cómo empezó todo esto? El paro del campo, las retenciones, un conflicto que nos es presentado como “entre el campo y el Gobierno”, los medios masivos, un observatorio de discriminación, la Facultad de Ciencias Sociales tomando parte, y todos los demás alrededor, opinando. También están nuestras preguntas: ¿la única opción es decir “sí” o “no” al Observatorio? ¿Toda la discusión va a pasar por eso?
El llamado “conflicto del campo” trascendió el ámbito de las disputas económicas entre sectores del agro y del gobierno (además del lugar privilegiado que adquirió en la opinión pública), y trajo a la luz viejas problemáticas que no hallaban espacio: desde la ecología y el cuidado del medio ambiente en la producción agropecuaria, hasta el papel de los medios de comunicación en el tratamiento de la información y el análisis de los conflictos.
Los medios masivos siguieron pormenorizadamente el tema, operando bajo la misma lógica en que habitualmente lo hacen. A partir de esto, la Facultad de Cs. Sociales se pronunció por medio de dos comunicados. En uno apoyaba la política del gobierno, y en el otro repudiaba el rol que los medios masivos habían adoptado al difundir enunciados cargados de contenido discriminatorio. Alertado por la Facultad, el Gobierno resolvió relanzar el llamado “Observatorio” de discriminación en los medios, invitando a unirse a la Facultad de Sociales al emprendimiento.
En relación con el mencionado conjunto de discursos que los medios elaboraron durante el conflicto, podemos ver que la polémica no debería desatarse únicamente en torno a la discriminación que se enuncie, sino especialmente por los intereses de fracciones de clases representados bajo la forma de interés general (rasgo distintivo de los medios masivos profundamente concentrados en pocas manos, en este y cualquier tema que se trate), que plantean una situación dicotómica, campo versus gobierno, que pretende incluir a todos en alguno de sus polos.
Acerca del relanzamiento del Observatorio de medios, las reacciones que provocó en distintos sectores de la sociedad fueron variadas, pero en líneas generales en posiciones interpretables como “o con los medios o con el gobierno”. Polarización con la que no nos identificamos. El debate alrededor del Observatorio de Medios tiene su origen en el reciente conflicto del campo, recordamos. No sólo porque la cobertura mediática de este conflicto sirve como ejemplo -y sólo como ejemplo, porque no escapa de la lógica habitual- de los contenidos cuestionables producidos por los grandes medios en sus discursos, sino por los actores sociales involucrados. El Grupo Clarín tiene estrechos intereses en común con sectores del campo, al igual que La Nación (ante cualquier duda, la palabra clave es Expoagro). En este sentido, la oposición al Gobierno es la misma y, al igual que a lo largo del conflicto del campo, la dicotomía forzosamente planteada (en aquel caso “o con el campo o con el gobierno”) no abarca realmente a la totalidad que pretende. La virtual polarización del conflicto fue aceptada sin más incluso por una parte de la izquierda, que por mera oposición al gobierno se alineó discursivamente a los medios de comunicación hegemónicos, en contra de una supuesta censura gubernamental pero, en definitiva posicionándose en un lugar con el que no debería identificarse.
Nosotros creemos que un observatorio de discriminación no es innecesario, pero que el debate no debe dejar de lado el análisis de quiénes son los que están de cada lado, y en qué momento sacan los ases de la manga. El Observatorio es un arma sacada a relucir estratégicamente por el Gobierno, y en este sentido no la apoyamos ni tenemos expectativas en su funcionamiento. Como bien dicen, es una herramienta que existe desde hace años, y entonces nos preguntamos ¿qué hizo para no fomentar la discriminación? Evidentemente, no es casual que en medio de este conflicto sea reimpulsado.
Pero el debate que ha suscitado, aunque mal planteado, trae a la superficie la necesidad de una revisión real del rol y la situación actual de los medios de comunicación. ¿A qué medios se pretende controlar mediante el Observatorio? A aquellos que, en esa masividad irrepresentativa teñida de clase-media, a veces muestran la hilacha, coherentemente con la ideología de los sectores a los que realmente pertenecen y representan. No creemos que esté mal controlar si un medio utiliza expresiones discriminatorias -aunque para ahondar en el tema de la discriminación sería una herramienta más que insuficiente-. Pero sabemos que la situación no se va a revertir por “observar” a los medios cuando muestran la hilacha, mientras el sistema de medios permanece intacto. ¿En nombre de qué libertad de expresión reacciona La Nación? ¿La misma que exigen las radios comunitarias que no son reconocidas por la Ley de Radiodifusión?
Por otra parte, es repudiable el accionar de la Facultad de Ciencias Sociales, su pronunciamiento y su participación en el Observatorio. No sólo por el gesto de adhesión al gobierno en una doble dicotomía mal planteada, sino porque con esto contribuyó a tapar nuevamente las disparidades actuales del mapa de la comunicación y porque, aduciendo “cumplir con su obligación” denuncia en este caso puntual una ideología que es moneda corriente en los medios masivos, pero no hace nada en favor de una verdadera libertad de expresión. A pesar de que la Facultad dice que hizo lo que correspondía, y que es una tergiversación de los hechos interpretar la participación en el Observatorio como un alineamiento con el Gobierno, “casualmente” después de la reunión de Schuster con Cristina por este tema se destrabó la firma del convenio y la financiación para continuar las obras de nuestro largamente demandado Edificio Único. Un intercambio de favores que no da lugar a muchas interpretaciones.
Este es un conflicto que nos interpela directamente a todos nosotros, como comunicadores/comunicólogos y como estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales. Más allá de que tomemos parte en el conflicto, y más aún si nos vemos excluidos de la discusión –porque no somos ni un medio masivo ni el gobierno-, tenemos que aprovechar el debate suscitado para plantear qué medios necesitamos. Los problemas del actual sistema de medios no van a solucionarse con un Observatorio, ni con quinientos. La Facultad se pronuncia en este caso, pero hay dos problemas de fondo, si no más, que permanecen intactos con o sin estas iniciativas. Uno compete a la sociedad entera y el otro es preponderantemente comunicacional: por un lado, los mensajes que se producen, altamente cuestionables, reproducen una ideología que existe más allá de la libertad de enunciarla de los medios masivos, y un observatorio, aún en su mayor eficiencia, la esconde pero no combate; y por otro lado, debido a la concentración de medios, sólo un pequeño espectro de la ideología dominante tiene su espacio y la libertad de expresarse, y por “observar” lo que dicen no se está democratizando el acceso a la información. La democratización del sistema mediático implica una pluralidad de voces que correría del centro de poder al pequeño sector que hoy hegemoniza la producción de sentido, y es en ese sentido que debemos abrir la discusión y dar la pelea, por una nueva Ley de Radiodifusión y un verdadero derecho a la información, y no acerca de la participación o no de la Facultad de Ciencias Sociales en un Observatorio del Gobierno que oficia, en todo caso, de tijera que recorta las hilachas de los medios masivos. Esos son parches al sistema de medios que denunciamos, y guiños entre la gestión de la Facultad y el Gobierno nacional; no son el problema de fondo ni ahí está la solución.

El debate sobre la nueva Ley de Radiodifusión: ¿un verdadero golpe a los grandes grupos mediáticos o más de lo mismo?

El año 2008, entre muchas otras cosas, será recordado por aquél en el que después de 28 años se puso en debate la modificación de la Ley 22 285 de Radiodifusión. Esta ley regula los procedimientos en materia de medios de comunicación en Argentina y rige como tal desde 1980. En aquel momento fue sancionada en el marco del nefasto “Proceso de reorganización nacional", de la última dictadura. Durante la, también nefasta, década del '90, el gobierno de C. Men*m hizo algunos retoques que tuvieron como gran novedad modificar el artículo 45, inciso e. Este artículo hacía mención a la concentración mediática, es decir, planteaba que los propietarios de medios gráficos no podían ser propietarios de medios audiovisuales y viceversa. La modificación permitió que a partir de entonces aparecieran la formación de multimedios (ver actual mapa de medios).
Por estos días de debate sobre lo que será la nueva ley, este punto es uno de los más fuertes porque atenta contra los principios del derecho a la información de las personas en cuanto al acceso a la información, y a su vez toca una fibra delicada para los grandes grupos mediáticos del país.

Pero hay que repasar cuál es el contexto en que este debate se ha instalado. Los gobiernos kirchneristas, entre muchas otras cosas, serán recordados por su especial relación con los medios. Durante el mandato que concluyó el año pasado, cuando la actual presidenta tenía su banca en el Senado, era recurrente en ella citar a periodistas en el Congreso, defendiendo las críticas que su esposo, el partido y el gobierno K en general recibían con letra de molde desde, por ejemplo, las páginas de La Nación. Ahora, que su lugar es el sillón de Rivadavia, no puede sorprendernos con esos antecedentes, que la misma señora K haya endurecido su postura frente a los medios. En su discurso cita con frecuencia a periodistas, por ejemplo de Pagina/12 (que más que críticas, emiten elogios) y continúa respondiendo a las críticas que sigue teniendo el gobierno desde las páginas de los diarios que más venden. A su vez, frente a un determinado conflicto muy en boga por estos días, se ha puesto una particular atención en el accionar de un medio como el grupo Clarín (históricamente oficialista).
En el mes de Marzo pasado estalló lo que en la agenda mediática fue resumido como el conflicto "Campo vs. Gobierno", y al mismo tiempo estalló la "batalla entre el gobierno y Clarín". Todo comenzó cuando se empezó a criticar desde la tarima política, la postura del multimedios como defensor acérrimo de los intereses de "el campo".
La primera respuesta de los K contra el grupo fue de la mano del resucitado Observatorio de Medios (ver nota aparte). Desde el Grupo se dijo que era "una garita mediática" y se profundizó el cruce. La siguiente medida fue anunciar la necesidad de una modificación en la Ley de Radiodifusión, y así comenzó el debate que hasta hoy continúa.
El COMFER planta que es necesario poner en vigencia un “nuevo proyecto comunicacional en Argentina”, y en ese marco se convocó desde el gobierno a diversidad de actores sociales para que presenten sus proyectos.
A partir de todo esto se conforma una "Coalición" que plantea "21 puntos básicos por el derecho a la comunicación". Esta propuesta, como estudiantes de comunicación de la UBA nos interesa particularmente porque a ella adhiere FADECCOS (Federación Argentina de Carreras de Comunicación), de la que forma parte nuestra carrera.
Lo interesante es que plantea cosas contrarias al proceder que históricamente ha tenido la carrera frente a reclamos que hace años los estudiantes venimos planteando. El caso específico es la discusión sobre el acceso o participación de los estudiantes en la radio de la UBA (FM 90.5). Espacio al que la gran e inmensa mayoría de lo estudiantes de comunicación no tenemos acceso, aunque muchos tenemos demos, ideas y cosas que nos gustaría decir a través de un micrófono radial, y que mejor que aprovechar la radio de nuestra universidad.
Pero alguien podrá decir "¡¿cómo que no se puede acceder?! ¡Si hace poco tiempo hicimos un concurso!". Por supuesto, y lo vamos a mencionar. Entre Noviembre del 2007 y Marzo 2008 estuvo en vigencia (para el que no se enteró) un concurso organizado por la Facultad de Sociales denominado "Hacé la radio". El mismo consistía en proponer a los estudiantes de las carreras de dicha facultad la posibilidad de presentar un demo con determinadas características, cuyo premio consistía en tener un "espacio para emitir un programa de 1 (una) hora por semana durante 3 (tres) meses". Con la promesa de realizar nuevas etapas para renovar esa participación de 3 meses (ad infinitum?). Y eso es todo.
Pero eso no puede ser todo. En Comunicación somos más de 10mil estudiantes y esta no puede ser la única posibilidad de hacer uso de un medio que también es nuestro.

Si desde los distintos organismos, agrupaciones y "coaliciones" se plantea la necesidad de "una ley de radiodifusión para la democracia", de la "diversidad y el pluralismo como objetivo en la reglamentación de radiodifusión", y "la igualdad de oportunidades para el acceso y participación de todos" en materia de comunicación, sería interesante que todas estas propuestas se pongan en práctica realmente, y que no queden en mas de lo mismo.


Espacios de discusión de la carrera

ESPACIOS DE DISCUSIÓN SOBRE LA CARRERA

Quizás no estás al tanto de qué pasó en nuestra carrera en torno a la discusión sobre el Plan de Estudios y sus intentos de reforma. Y en realidad el balance hasta el momento no es precisamente bueno. El plan de estudios de Comunicación es el mismo desde el inicio de la carrera, allá por el año 1986. El último espacio que se abrió institucionalmente para su discusión, fue endeble y muy poco democrático: en el 2006 se conformó una comisión ad-hoc, integrada por tres estudiantes, tres graduados y tres docentes, que finalmente fue disuelta, pero que en su momento abrió el campo a la discusión por la negativa, por la exclusión de la gran mayoría de la comunidad académica del ámbito de debate. Frente a esto, y por una democratización de los espacios de discusión, en la facultad funcionaron dos espacios. Por un lado, la Comisión Abierta –conformada por estudiantes agrupados e independientes-, y por otro el grupo de Autoconvocados –docentes y estudiantes-. Desde ContraHegemonía alentamos en su momento el funcionamiento de ambos espacios en conjunto, con la idea de que la fragmentación del debate en grupos con los mismos objetivos no es nunca lo más productivo, y participamos de hecho en ambos, pero no confluyeron en la práctica.
A lo largo del 2007, en la Comisión Abierta se trabajó en pos de la organización de unas Jornadas de discusión. El modelo de las jornadas estaba armado; la fecha, establecida. Pero tras el ajetreo electoral de septiembre y octubre, la organización de las jornadas se congeló.
Actualmente, ya bien entrados en el año, y en un momento en el que institucionalmente los problemas comunicacionales más urgentes parecen ser otros, creemos que es muy importante continuar el debate. Por un lado, esperamos que puedan volver a ponerse en funcionamiento espacios como estos, y en pos de eso dialogamos entre agrupaciones para enmarcar en un espacio las discusiones que creemos necesario llevar a cabo. Pero por otro lado, mientras tanto, no queremos de dejar de problematizar nuestra formación hasta que alguno de estos espacios reanude la marcha o se conforme uno nuevo. Por esto pensamos cuáles son los ejes del plan de estudios a partir de los cuales podemos informarnos y debatir. Uno de ellos es la estructuración en un tronco común y las cinco famosas orientaciones.
Sabemos la incertidumbre que significa para todos nosotros en algún momento la idea de las orientaciones, y el desconocimiento que tenemos de ellas más allá de las ideas vagas con las que contamos. Además, muchas veces escuchamos decir que una de las falencias del plan de estudios es la desproporción entre tronco común y orientaciones, pero tardamos años en llegar a esa instancia para comprobarlo o desmentirlo. Para poder profundizar en este tema, recurrimos a las fuentes: graduados y docentes que puedan contarnos de qué se trata. Para que tengamos una herramienta más para la reflexión y el debate.
Creemos que los debates más productivos y enriquecedores serán aquellos en los que nos veamos todos involucrados, y por eso te invitamos a participar, te invitamos a acercarte críticamente a tu carrera, a hablar y escuchar en los espacios que conformamos justamente para eso, a organizarlos.